Pedro Toro Concha, escritor y artista visual legüino en constante formación e investigación popular. Gestor Cultural de la Universidad Tecnológica Metropolitana. Editor de la revista Clan Kütral y parte del colectivo Cable Corta’o. Ha participado en varias antologías y ha escrito poemarios y recopilaciones de cuentos. En el 2023 publicó “Boletín para no olvidar” como recopilación de sus lecturas en las jornadas de “Poesía es Memoria” y en el 2024 publica la novela “La Niña en la Higuera”.
Densidad textual
A propósito de que pocos leen, debemos entonces ¿dejar de escribir?
Cuando apareció la fotografía dijeron que ya nadie pintaría cuadros ni retratos y los artistas reaccionaron siendo más creativos y aparecieron todas las vanguardias y luego el collage donde agregaron artefactos y luego las mismas fotos que los amenazaban. No ha desaparecido ni el dibujo, ni la pintura, ni la fotografía. Tampoco el libro ha podido ser reemplazado por alguna tableta electrónica o algo similar. Tampoco podrían reemplazar hermosos libros objeto u otros libros ilustrados impresos que los convierten en preciados objetos de arte. Se siguen imprimiendo libros, se siguen realizando presentaciones de ellos, se celebra cada vez que alguien puede publicar. Se sigue escribiendo y bastante.
Apareció el cine y tampoco reemplazó las historias, solo amplió un mundo de imágenes y disfrute del arte y la cultura de otras formas. Una forma de expresión y comunicación de masas con infinitas posibilidades. Ahora los textos serían los guiones del cine. Se escriben cientos de guiones en la actualidad. Toda película parte de un guión.
Según la Encuesta Nacional de Participación Cultural y Comportamiento Lector 2024, los chilenos leen en promedio 5,5 libros al año. Seamos sinceros, usted que está leyendo esto, ¿ve que eso pasa a su alrededor? El principal problema para leer según la misma encuesta es el poco tiempo disponible. Siempre resulta una respuesta dudosa, ya que, sabemos perder el tiempo de las maneras más divertidas y creativas desde el inicio de la humanidad. ¿Será la cantidad de libros al año una medida válida? Creo que esa unidad de medidas deja mucho de lo que leemos fuera del conteo. Pasamos horas leyendo, pero no necesariamente libros.
Solo como ejemplo, los diarios y periódicos en Chile se han ido reemplazando, poco se imprimen en la actualidad. Algunos solo se imprimen una vez a la semana y en regiones casi han desaparecido. Todo se fue a las plataformas digitales y electrónicas, donde las personas también leen. Antes de las redes sociales esas páginas de noticias eran muy visitadas y ahora solo con trampas y cazabobos (clickbait) pueden lograr visitas para vender la publicidad. Sin embargo, se siguen escribiendo reportajes e interesantes columnas en medios de comunicación digitales y alternativos, donde las personas eligen leer e informarse. Sí, hace falta el papel de diario tamaño mercurio, sobre todo para prender el asado, porque ya tampoco se ocupa para envolver el pescado.
No vamos a dejar de escribir, aunque pocos lean. Hay que seguir intencionando la lectura y la escritura de ideas, aunque algunos se aburran. No todo debe ser divertido. Hay textos que deben quedar plasmados, hay creaciones que no pueden mostrarse de otra forma. Sabemos de la limitación del lenguaje y de su comprensión. Sabemos también que a algunos pocos no les conviene que algunas ideas se transmitan. Ya se han quemado muchos libros, se han censurado otros, se han denunciado muchas cosas, se han creado nuevos universos y se han documentado los nuevos descubrimientos. Leer no solo aumenta el vocabulario, sino que alimenta el raciocinio lógico, ayuda a leer nuestras vidas, a entender o construir nuestros propósitos y ha transmitir ideas, creo que en ocasiones podría mejorar la calidad de vida con algunas de estas herramientas.
Los demás medios ayudan. Sí, algunos ayudan, hay otros que confunden y también están los que distraen. Necesitamos seleccionar lo mejor posible y no dejarnos distraer por mucho tiempo. También hay que tener cuidado con los medios paralizantes, esos que transmiten inseguridades, miedos y catástrofes. Necesitamos de sustancia en lo que leemos, cada uno necesita la suya, no todos necesitamos lo mismo. Necesitamos contenidos que nos ayuden y nos den herramientas, contenido que nos inspire y genere libertad creativa, puede que hoy ese contenido no esté solo en los libros, pero creo que los nuevos medios no logran tener el alcance de los libros. Dejaré datos a continuación para entender a qué me refiero en esto último.
La primera fotografía es del año 1826, setenta años después en 1895 se crean las primeras imágenes de cine, todo hace un poco más de un siglo. La internet se creó en los años 70 y las redes sociales masivas solo hace 20 años, en el 2004. Todas estas creaciones se basan en escritos publicados y textos de todo tipo. La escritura en tanto, viene desde hace más de 5.000 años A.C y el primer libro en papel es del año 868 D.C. Solo entre el 5% y 12% de los libros a nivel mundial estaría digitalizado (MIT) y de ese porcentaje corresponde en gran parte a lo escrito en las últimas tres décadas, los porcentajes de digitalización dependen de regiones geográficas y accesos a redes.
No todo está en la web. No existe una capacidad a nivel mundial ni nacional para digitalizar todo lo publicado. Hay lugares donde no se tiene acceso ni para digitalizar ni para leer desde la web. Los libros todavía son la base de la educación e información, por lo tanto debemos seguir escribiendo.